A menos de 40 días de las elecciones en el estado de Coahuila, que va a renovar la gubernatura, presidencias municipales y puestos legislativos, la carencia de propuestas culturales da mucho de qué preocuparnos.

En el caso de Torreón, no es menos grave. De todos los candidatos, las propuestas para el centro histórico no muestran claridad en ningún aspecto como planeación y estrategias. Hasta ahora, solo se han lanzado propuestas vagas, donde el estribillo generalizado es «reactivar el centro histórico» ¿Pero como confiar en candidatos que alguna vez gobernaron Torreón y que no hicieron nada en ese aspecto?

En ese respecto, un reportaje publicado en la Revista Coahuila, refiere a que desde el año de 1996 existe un reglamento para la conservación del centro histórico, el cual, no ha sido respetado por los particulares, pero que tampoco la autoridad ha hecho mucho por exigir que se cumpla a cabalidad el documento; Jorge Zermeño, candidato del PAN a la alcaldía de Torreón, ya fungió como alcalde, si bien es cierto, su gestión ha sido catalogada como buena, sin indicios de irregularidades ni malos manejos, su accionar respecto al centro de la ciudad fue, por decir lo menos, casi nula, al respecto, en el artículo de la revista antes mencionada, se entrevisto al arquitecto Andrés Ramón estrada, el cual dice al respecto:

En 1997, con el primer gobierno municipal de alternancia, presidido por Jorge Zermeño Infante, se separó lo que es la Dirección de Obras Públicas del Municipio y la Dirección de Desarrollo Urbano, con lo cual surgía una dependencia específica encargada del cuidado del desarrollo urbanístico, pero dicha dependencia, inexplicablemente, no asumió la protección y normatividad para el Centro Histórico, ni se tiene registrado que se haya creado la Junta de Protección y Conservación del Conjunto Histórico de la Ciudad de Torreón, como lo establece el reglamento mencionado.

No menciona, en efecto, que también, los gobiernos priistas fueron omisos al respecto. Solo hasta 1997, en Torreón hubo alternancia en el gobierno municipal, y antes de eso, cuando solo el PRI gobernaba, fue cuando muchos de los edificios más emblemáticos de la ciudad fueron destruidos, muchos de ellos, símbolos de la identidad torreonense: El edificio Lack, el Teatro Princesa, el Chalet de la Garza, el banco de Coahuila, el banco de la Laguna, el Hotel San Carlos, los hoteles Iberia y Paris, y la que, a mi parecer fue la perdida más sentida por la comunidad, la Casa Morisca.

Por lo tanto, la omisión y desinterés ha sido por parte de ambos partidos políticos, representados en los funcionarios que ocuparon la alcaldía de la ciudad. Mucho se ha dicho de los proyectos del rescate del centro histórico, pero la mayoría solo quedaron como meras promesas que en el papel se ven bonitas pero en la realidad son inexistentes.

Durante la administración de Miguel Riquelme, se puso en marcha la rehabilitación de la avenida Morelos, proyecto que tenía como directriz, la reactivación comercial de la zona, peor omitiendo un proyecto integral donde también se incluyeran aspectos culturales. A poco menos de un año de la puesta en marcha del citado paseo, muchos comerciantes se han manifestado, debido a que el proyecto ha sido un fracaso, las ventas, contrario a lo que se prometió, no han dado los mejores dividendos, si bien es cierto que la actividad nocturna ha incrementado y los lugares de esparcimiento como antro y bares le han dado nuevamente dinámica a la vida nocturna en el primer cuadro de la ciudad, los negocios diurnos no han corrido con la misma suerte, debido, principalmente a que el proyecto no integra a los comerciantes que ofrecen productos y servicios y los espacios culturales son inexistentes, salvo por los artistas callejeros que uno puede encontrar a lo largo de la avenida, pero sin el apoyo gubernamental que promueva y difunda sus actividades.

Se les olvida que el centro histórico, se expande a lo largo y ancho de 241 manzanas, y que una sola vialidad no mejora todo el entorno. Tan solo en el primer cuadro, que va de la calle 5 de mayo hasta la Calzada Colon, existen gran cantidad de edificaciones, algunas monumentales y algunas que en mejores tiempos fueron utilizadas como viviendas peor que poseen un valor arquitectónico digno de conservarse, las fachadas lucen descuidadas, algunas al borde del colapso por el estado de abandono en que se encuentran, los planes, los muchos planes de rescate, pareciera no contemplar estos edificios.

Otro de los problemas que se presenta en el estado de decadencia del centro, es el desinterés de los particulares, propietarios de las fincas que poco o nada hacen para mejorar la imagen de las fachadas, al respecto, el artículo menciona:

La mayor parte de lo que fue considerado como el patrimonio histórico, arquitectónico y artístico del centro de la ciudad es propiedad de particulares, quienes no han mostrado interés en la preservación de sus propiedades, dejando que éstas se fueran deteriorando con el paso de los años, hasta quedar en una condición ruinosa o bien, sin ninguna oposición de las autoridades, han demolido una gran cantidad de fincas para venderlas como terrenos o levantar construcciones de un estilo “moderno” o “contemporáneo”.

El mayor problema para la conservación del Centro Histórico ha sido el gremio de los comerciantes, quienes, desde mediados del siglo pasado, han venido destruyendo sistemáticamente la mayor parte de las fincas que se encontraban clasificadas dentro del patrimonio, como se puede observar, de forma dramática, en calles como la Hidalgo, la Juárez y la propia Morelos.

Es decir, la misma ciudadanía se ha encargado de llevar al centro a su estado de detrimento actual. Muchos han sido los ciudadanos que han hecho hincapié en la decadencia del centro de la ciudad, pero han sido muchos más, quienes, por ignorancia o simple comodidad, han destruido inmuebles con valor histórico y/o arquitectónico. La omisión de la ciudadanía ha venido a acelerar la decadencia de la imagen urbana de la ciudad.

Pero ejemplifiquemos esto con un caso que involucra a una de las familias más acaudaladas, no solo de la laguna, sino de todo el país, los Martín Borque. Es del conocimiento de los torreonenses, que antiguamente, entre lo que son actualmente las calles de Juan Antonio de la Fuente y Muzquiz, se encontraban emplazados 3 edificios cuyo valor arquitectónico los haría merecedores de ser protegidos y preservados, uno de ellos, que fue emblema de la ciudad por muchos años, el edificio Lack, propiedad de Julián Lack, inmigrante alemán, del cual sobresalía ese reloj de 4 caras que engalanaba la avenida Hidalgo. La manzana fue adquirida por la familia Martín Borque con el objetivo de construir un centro comercial «moderno» en el centro de la ciudad, destruyendo las edificaciones y quedando, un rancio edificio moderno que rompe con la armonía de lo que, en teoría, debería ser un centro histórico, y ese no fue el único caso, también el antiguo banco de la Laguna, ubicado en la avenida Hidalgo esquina con Cepeda, que fue demolido para dar paso a una tienda comercial, y a mas de 30 años, pocos se preocupan por lo que aun se tiene y que, lamentablemente, tiene muchas probabilidades de perderse.

El centro histórico, adolece también de la contaminación visual, donde las fachadas no lucen debido a la gran cantidad de espectaculares emplazados en los inmuebles; de esto, no existe la regulación que existe en otras ciudades como Zacatecas, Durango, etc., por mencionar unas. En un artículo publicado por Noticias El sol de la Laguna, se denuncia la «depredación mercantil de los edificios históricos del centro de Torreón», en relación a la colocación de anuncios espectaculares que deterioran y modifican las fachadas de dichas construcciones por las cadenas de autoservicios, que, inconscientes del daño, colocan a placer sin recibir sanciones.

A todo esto, se le suma la falta de propuestas concretas por parte de los candidatos a la alcaldía para rehabilitar la zona centro de la ciudad, más preocupante debería resultar, el hecho que, ninguno de los candidatos cuenta con asesoría especializada, de arquitectos o historiadores, como para crear un proyecto concreto que de resolución a este gran problema, que se viene arrastrando, no de hace 5 o 10 años, sino de hace más de 40 años.

La recomendación de este autor es simple pero que, de realizarse, pudiera ser de impacto en el futuro, ahora en este periodo de elecciones,  exigir a los candidatos una agenda cultural que incluya el rescate de nuestro centro histórico, que dicho sea de paso, tiene mucho que ofrecer y mucho que contar, exijamos que en su agenda de gobierno se realicen acciones concretas que detengan la decadencia de la zona centro de Torreón, no ideas al aire ni buenas intenciones, sino pasar a lo concreto, a la acción, dejemos de ser simples espectadores y demos el paso a la democracia participativa, no a aquella que se redice a un solo día de votación, sino a una ciudadanía que pueda hacer escrutinio de la labor de los funcionarios de gobierno.

 

http://revdecoahuila.blogspot.mx/2017/04/el-centro-historico-de-torreon-casi.html

https://www.noticiasdelsoldelalaguna.com.mx/local/centro-historico-victima-de-la-depredacion-de-cadenas-comerciales-villarreal-murra

http://www.vanguardia.com.mx/articulo/rescatan-centro-historico-de-torreon-0