Ayer por la tarde, en el país circulaba la noticia de un accidente en la Torre de PEMEX, un percance que en los medios describieron como un «flamazo» en uno de los edificios contiguos a dicha Torre, dejando como saldo hasta el momento 32 personas fallecidas y 100 heridos. En efecto, es una tragedia, pero, no se puede dejar de pensar en ciertos detalles que a muchos nos hace pensar en una maniobra del gobierno.

Y es que, resulta demasiado curioso que justamente en el año, donde se ha venido planteando una reforma energética, ocurra un siniestro, precisamente, en instalaciones de PEMEX. Ya en décadas anteriores, han surgido una serie de hechos, que por sus consecuencias han dado lugar a privatizaciones de empresas paraestatales, que ahora están en manos de privados.

Incluso, la historia nos da cuenta, que es el mismo método, que aplicaron algunos gobiernos para justificar acciones posteriores; El incendio de Roma fue el pretexto de Nerón para comenzar las persecuciones de cristianos; acusaciones de herejía infundadas fueron el pretexto de Felipe IV de Francia para acabar con la Orden de los Caballeros templarios y quedarse con su fortuna, o la quema de Reichstag que sirvió para perseguir a los comunistas de Alemania y que a la postre ayudaría al ascenso del régimen nazi encabezado por Adolfo Hitler.

Según Emilio Sacristán Roy, «El proceso de privatización tiene 3 etapas: en la inicial de 1984 a 1988, se realiza la privatización de varias empresas de diversa índole y actividad; en la segunda de 1988 a 1999 se realiza ya la privatización a fondo de vario sectores como siderurgia, banca y teléfonos; y en la tercera de 1995 a 2000 se profundiza mas el proceso  y se realizan cambios constitucionales para vender los ferrocarriles y las comunicaciones vía satélite»

Sin duda, es bien conocido que previo a las privatizaciones, existieron condiciones u ocurrieron hechos que sirvieron como escusa para comenzar las «licitaciones». Los ingenios azucareros se privatizaron debido a las enormes deudas que tenían, así como el equipamiento tecnológico ya obsoleto, que si lo analizamos detenidamente, es el mismo argumento utilizado para pedir la inversión privada en la paraestatal, «la tecnología con la cuenta PEMEX está obsoleta y necesitamos nuevas y mejores tecnologías». Suponiendo que sea cierto (que muy probablemente lo es) que la tecnología con la que cuenta PEMEX no esté a la vanguardia, podemos atribuirlo al abandono del gobierno en cuanto a inversión. Como menciona Enrique de la Garza toledo en La privatización en México: consecuencias sociales y laborales «Los neoliberales enfocan sus ataques hacia puntos neurálgicos. Enemigos de la economía mixta,insisten en criticar a la empresa pública porque está mal administrada, y no genera beneficios, además produce sobrcempleo sin que mejore su eficiencia. Obcecados en pregonar la libertad de mercado, no quieren ver la diferencia entre empresa pública y empresa privada.»

Otro de los problemas que enfrenta la paraestatal son los casos bien documentados de corrupción que plagan a la misma, lideres, directivos, altos mandos, que han contribuido a la decadencia de PEMEX (Rogelio Montemayor, Carlos Romero Deschamps). Otro de los grandes problemas es la escasa cantidad de recursos eocnomicos que se destinan para la paraestatal, lo cual, merma su capacidad productiva . Garza Toledo señala «Un recurso falaz utilizado insistentemente por los gobiernos neoliberales es el de no darles recursos financieros a las empresas públicas y luego exhibirlas como ineficientes. Luego, para subsanar esa ineficiencia, gritan a los cuatro vientos que es necesario que venga el capital privado para hacer eficientes a las empresas.» (De aqui podemos explicar también, lo que paso en el caso de la desaparicion de LyFC promovida por el entonces presidente espurio Felipe Calderón y su secretario del trabajo Javier Lozano)

Previo a las privatizaciones de ferrocarriles y teléfonos, ocurrieron hechos que sirvieron como argumento de peso para la privatización, descarrilamiento de trenes, problemas con los servicios telefónicos; y ahora, el accidente en el edificio de PEMEX genera suspicacias «¿Será este accidente lo que anteceda a la privatización?»

La reforma energética, si se concibe como «privatizadora» seria la estocada final a la empresa paraestatal que más aporta al país en términos económicos. Se debe trabajar en una reforma que logre atacar los problemas de raíz, la corrupción imperante tanto de dirigentes sindicales como directivos, el impulso a la construcción de refinerías a cargo de PEMEX y sin participación privada y la compra o el desarrollo de nuevas tecnologías.